Bebidas nocivas que perturban la atención de los niños y el estado de ánimo de los padres.

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El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (abreviatura: TDAH) es un problema de muchos padres e hijos, que a menudo se ve exacerbado por el uso de bebidas de Año Nuevo.

Los edulcorantes, la cafeína y la sacarosa son sustancias químicas que pueden interferir con la atención del bebé. ¿Qué bebidas debe rechazar un niño por completo?

¿Las bebidas dulces aumentan el descuido y la hiperactividad de los niños?

La investigación del siglo pasado confirmó el concepto de que el aumento de la ingesta de azúcar puede desempeñar un papel en el desarrollo del TDAH. La principal conclusión de los científicos: "los niños que toman una gran cantidad de sacarosa, muestran una fuerte hiperactividad".

En otro estudio, los niños con "sensibilidad al azúcar" fueron evaluados por sus padres para "poder de hiperactividad".

Los padres acordaron por unanimidad que la sacarosa mejora la falta de atención y la impulsividad de los niños.

Sin embargo, una revisión científica de los ensayos clínicos realizados hace 15 años concluyó que el azúcar no es la causa principal del TDAH. Resultó que un solo uso de una gran dosis de sacarosa no afecta la atención de los niños. Sin embargo, los investigadores llegaron a otras conclusiones: "La ingesta de azúcar a altas dosis a largo plazo es un factor de riesgo para el TDAH".

El azúcar aumenta dramáticamente la concentración de dopamina, que es deficiente en niños con TDAH. Si es así, los niños con TDAH pueden consumir más azúcar que otros, en un intento por corregir la deficiencia de dopamina. Una posible relación causal entre sacarosa y TDAH podría perderse en estudios previos.

Las bebidas más dulces de Año Nuevo son vino caliente de manzana, ponche, mojito sin alcohol y un batido. 1-2 tazas no dañarán si el niño no abusa del azúcar normalmente.

Si el bebé tiene una adicción al azúcar, debe limitarlo a dulce.

Champán sin alcohol con edulcorantes

Los patrocinadores de la investigación, científicos y clínicos han estado estudiando la relación entre los edulcorantes y el TDAH durante aproximadamente 40 años. El aspartamo y el ciclamato de sodio son edulcorantes que interrumpen la atención de los niños a corto plazo.

En un estudio, los científicos coreanos descubrieron que "administrar una dosis alta de aspartamo mejora los síntomas del TDAH".

Una causa potencial es una disminución en la sensibilidad de los receptores de dopamina que regulan la atención del bebé.

Coca-Cola sin azúcar, sprite, champán sin alcohol, estragón: bebidas ricas en edulcorantes.

Bebidas con cafeína: ¿es posible o no?

En los últimos 30 años, el consumo de cafeína entre los niños ha aumentado en un 70%. La razón principal es el desarrollo de bebidas energéticas que contienen cafeína "pura". La concentración promedio de una sustancia psicotrópica comienza desde 45 mg por 100 ml. Las bebidas energéticas son ricas no solo en cafeína, sino también en altas dosis de azúcar.

Desde 2005, las ventas de bebidas energéticas han crecido en más del 50%. El consumo de cafeína en niños y adolescentes es motivo de preocupación por varias razones.

Pocos estudios han examinado los efectos fisiológicos y psicológicos de la cafeína en la infancia. Aunque los datos de adultos sugieren que la cafeína es relativamente segura, los niños no deben considerarse solo "adultos pequeños".

La infancia y la adolescencia es un período de rápido crecimiento y la etapa final del desarrollo del cerebro. Para maximizar el crecimiento y el desarrollo, se necesita un sueño y una nutrición adecuados.

El uso de cafeína altera la estructura del sueño, aumenta el riesgo de sobrepeso y caries dental. Los estudios en animales muestran que la cafeína puede aumentar la impulsividad y la ansiedad en los niños.

Los adolescentes son especialmente vulnerables a estas consecuencias, ya que su cerebro aún está en proceso de desarrollo. Los estudios han demostrado que la cafeína altera las regiones del cerebro involucradas en el control impulsivo y la planificación.

Los batidos de cola, naranja y café, los batidos con espolvoreado de café e incluso el cacao o el té son fuentes de cafeína.

Las dosis altas no solo interrumpen la atención de los niños, sino que también causan ataques de pánico.

Para preservar la salud de los niños y el estado de ánimo de los padres, se recomienda abandonar los productos anteriores.

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